miércoles, 28 de septiembre de 2011

La lactancia materna en el caso de gemelos o morochos

Hoy en día el número de nacimientos gemelares aumenta. Esto se debe en parte porque la mujer atrasa el momento de su maternidad (y a mayor edad hay más probabilidad a una doble ovulación) y por otra parte, porque los tratamientos de la fertilidad son cada vez más frecuentes. Esto implica que un mayor número de bebés nacen con menor peso y necesitan estar en la incubadora por un tiempo. Pero ¡noes en sí un motivo para prescindir de la lactancia materna!

En los años 1996 hasta 1999 hice una investigación entre los padres de gemelos. Uno de los temas estudiados fue la lactancia materna. Según los datos recogidos en una encuesta, entre un grupo de 75 madres de gemelos, el 70% se propuso darles el pecho. Sólo el 47% lo consiguió. Esta diferencia se debió en gran parte a que las madres no recibieron del personal hospitalario, la suficiente ayuda ni el apoyo moral para intentar la lactancia materna. Si la madre es primeriza y se enfrenta a opiniones negativas y avisos de no empezar con la lactancia, puesto que "no tendrá suficiente leche", es comprensible que desista. Este tipo de consejos se debe a una seria falta de información.

Es importante que comadronas, enfermeras y ginecólogos conozcan las posibilidades de la lactancia materna en caso de gemelos, que justamente beneficia tanto a estos bebés, que suelen nacer con un peso menor y disponer de menos posibilidades de disfrutar del contacto íntimo con su mamá.

¿Cómo?

La cantidad de leche depende de la demanda. A mayor demanda, como en el caso de más de un bebé, los pechos generan una mayor cantidad, aumentando por ello de tamaño. Las indicaciones para estimular la subida de leche en caso de gemelos no son distintas; la madre de gemelos debe seguir los mismos consejos. Es cierto que darles el pecho supone un gran esfuerzo físico para la madre (tendrá que alimentarse bien), pero la mayor demanda en realidad no es un problema. La mayoría de las madres de mi grupo objeto de estudio consiguió dar el pecho a sus gemelos sin recurrir al biberón, algunas incluso hasta los ocho meses.

El momento más oportuno para empezar la lactancia es nada más nacer los bebés. En este momento el reflejo de succión del bebé es muy fuerte, lo cual facilita el amamantamiento. Además, cuando el bebé mama, el cuerpo de la mujer segrega la hormona oxitocina. Esta hormona tiene una función muy especial en caso de un parto gemelar: hace que la matriz se contraiga y así se evitan las hemorragias uterinas, un riesgo algo más elevado en los partos múltiples. No siempre los bebés pueden estar con la madre. A veces necesitan permanecer en la incubadora o la madre se halla bajo los efectos de la anestesia tras una cesárea (el 50% de los partos gemelares aquí en España es por cesárea, la otra mitad por vía natural) De cualquier modo, la madre puede iniciar la lactancia materna en cuanto está con sus bebés o uno de ellos, aunque sea al día (s) siguiente (s)

Si los bebés son prematuros y no tienen aún el reflejo de succión, la madre tendrá que estimular la subida de leche con la ayuda del sacaleches.

La madre de gemelos puede seguir cualquier manual sobre la lactancia materna, sólo las siguientes pautas son específicamente para ella:

  • Debe empezar el amamantamiento de forma gradual para evitar irritaciones y grietas en los pezones (algo más frecuentes en las madres de más de un bebé) El primer día debe poner al bebé sólo unos 5 minutos; cada bebé mamá de un solo pecho, para que los pechos sean estimulados en cada toma. El día siguiente, les deja mamar 10 minutos y en el tercer día 15.
  • Al principio debe dar el pecho a cada bebé por separado. Así entenderá cuál es la forma de mamar (cada bebé tiene una manera propia de succionar) Además, los bebés recién nacidos, suelen dormirse en las tomas y la madre necesitará toda su atención para la toma. Tanto la madre como el bebé deben aprender aún el arte de mamar. Si el otro bebé ya está despierto, puede darle un chupete, de modo que no se impaciente mientras espera "su turno". En general esto no causa problemas, suele haber un bebé más paciente que otro. Y lógicamente conviene alimentar primero al bebé más "protestón".
  • Asimismo conviene regular las tomas, si la madre opta por alimentarlos a demanda, se le pasará el día con las tomas y no llegará a descansar ningún momento, lo cual es perjudicial para la cantidad de leche. Por ello lo mejor es que mantenga un esquema más o menos fijo y al mismo tiempo algo flexible: si uno de los bebés llora entre las tomas, puede darle una media toma extra.
  • La madre puede alternar los bebés en los dos senos o "reservar" un pecho para cada uno. Si designa a cada bebé un pecho, hay menos confusión: al tener un pecho vacío y otro lleno, se sabe cuál de los dos ha mamado y cuál no. Y tiene otras ventajas: si uno de los bebés tiene hongos en la boca, el otro no se contagia. Pero es posible, en caso de que los bebés tengan necesidades diferentes, siendo uno más grande que el otro, que los pechos requieran tamaños distintos.

Las posturas más frecuentes

Cuando los bebés ya maman bien, la madre puede optar por dar la toma a la vez. Esta es una ventaja, sobre todo cuando ambos están hambrientos. La mayoría de las madres opta por dar a los bebés una toma juntos y otra separados; darles el pecho es un momento de intimidad y gozo y se logra más en el contacto con un bebé solo.

Las distintas posturas

  • Para los más pequeños la madre se sienta cómodamente en la cama, el sofá o la mecedora y coloca dos cojines a ambos lados de sus brazos y otros dos sobre sus muslos. Tumba a los bebés en los cojines y los sujeta la cabecita con sus manos. Sus pies van por debajo de sus brazos en dirección a su espalda.
  • Para los más mayorcitos que ya maman sin dificultad: la madre, sentada en la mecedora o cama, coloca dos cojines debajo de sus antebrazos y otros dos en el regazo. Cada uno de los bebés descansa en el pliegue de sus codos, con las nalgas en sus manos y las piernecitas extendidas a lo largo de sus muslos. Esta posición también es muy útil cuando ambos quieren ser mecidos.
  • Esta posición es una combinación de las anteriores la madre coloca dos cojines sobre su regazo y pone uno de los bebés a su pecho en posición normal, como en el ejemplo anterior. Al otro, le pone como en el primer ejemplo, apoyando su cabecita en su mano, el cuerpecito tumbado debajo de su antebrazo y sus piernecitas extendidas en dirección a su espalda. Con el antebrazo le sujeta la espalda. Y el segundo bebé apoya su cabeza cerca del vientre del primer bebé.

El 27% de las madres de mi investigación dio el pecho durante menos de 3 meses; un 49% amamantó a sus bebés los primeros cuatro meses y un 24% más tiempo.

Y, ¿en caso de trillizos o cuatrillizos?

La lactancia materna también es posible en caso de un aún mayor número de hijos, nacidos en un solo parto. En caso de trillizos normalmente la madre necesita el refuerzo de la lactancia artificial, aunque en mi grupo objeto de estudio habían varias mujeres que sólo con la leche materna habían podido alimentar a sus trillizos durante los primeros meses.

Las madres en esta situación se enfrentan a un problema extra: casi siempre se debe empezar la lactancia con la ayuda del sacaleches, debido a la prematuridad de sus bebés. Algunos hospitales, afortunadamente, aprovechan esta leche, que es muy digerible, incluso para los prematuros y se la dan a los bebés a través de la sonda o con el biberón. Y en cuanto se presenta la posibilidad, la madre empieza a darle el pecho al bebé más fuerte. Darles el pecho a trillizos requiere fuerza de voluntad y perseverancia por parte de las madres. No obstante, las madres que lo lograron, se sentían muy contentas con la experiencia.

Si la madre lo alterna con la leche artificial, puede optar por una de estos esquemas

  • Dar seis tomas de pecho al día a los bebés, lo que significa que cada bebé toma el pecho dos veces al día.
  • Dar el pecho a dos bebés juntos durante algunas tomas, como la primera por la mañana, por ejemplo. En la siguiente, dar el pecho a un bebé sólo; en la otra, otra vez juntos y así sucesivamente. Para evitar confusiones, es necesario tomar nota de las tomas.
  • Dar el pecho a uno de los bebés durante un día y noche. Al día siguiente le toca el turno a uno de sus hermanitos. De esta forma, cada uno de los bebés toma el pecho cada tres días.

La situación para la madre de cuatrillizos es algo más complicada, pero aun así una madre de mi grupo consiguió dar exclusivamente pecho a sus bebés durante dos meses (algo sin duda admirable) Pero lo más frecuente es que la madre vaya alternando las tomas de pecho con las de biberón. Y también así cada bebé se aprovecha de la leche materna y de la intimidad con su madre, algo muy especial para el bebé, que desde su vida intrauterina tiene que compartirla con sus hermanos.



Fuente: http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1487

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Primer día de clases



Es la primera vez que se enfrenta a un lugar desconocido y lleno de extraños. Está angustiado, y nosotros también. En un solo día pasará del confortable hogar que conoce a la perfección, a un mundo totalmente nuevo. En nuestras manos está ayudarle a adaptarse a la nueva situación. Tarde o temprano tenía que llegar así que, ante todo, mucha calma.


Quedan pocos días para el inicio del curso escolar. Será el primer día de clase para nuestro hijo y eso nos llena de dudas: ¿Llorará? ¿Le cuidarán bien? ¿Nos echará de menos? ¿Hacemos bien en llevarle con lo pequeño que es?... Por una parte, pensamos que sería mejor que estuviese en casa y esperar a que crezca un poco más. Pero, por otra, sabemos que en la nueva escuela conocerá a nuevos amigos y amigas, aprenderá mucho y madurará. Aunque... ¿Y si no se adapta?

Nuestro hijo ha crecido en un lugar concreto y con unas personas que conoce a la perfección. Tiene objetos y juguetes a su alrededor que ha explorado e investigado, a pesar de algunos regaños cuando tocaba algo que no debía. Este es su ambiente y le da la seguridad que necesita.

La escuela es todo lo contrario. Es un lugar desconocido y lleno de extraños. Además, ya no tiene al alcance aquellos objetos que conoce tan bien. Podría decirse que para nuestro hijo es un cambio radical: ha pasado de la seguridad del hogar a la inseguridad que le provoca aquel lugar desconocido. Y, por si fuera poco, él debe quedarse allí mientras nosotros nos marchamos.

Nuestro hijo no puede explicar sus angustias e inseguridades con palabras. Sin embargo, nos da pistas a través de todo aquello que sabe hacer: dormir, comer, llorar…

Es aún muy pequeño para comprender que, aunque le dejemos en la escuela, volveremos a buscarle. Todavía no sabe como funciona el tiempo y por eso necesita que su vida sea pautada, con los menores cambios posibles. Sólo así puede anticipar lo que va a pasar:ahora toca comer, ahora toca dormir, ahora dan esos dibujos que tanto me gustan... Y, de repente, todo cambia: ya no hay dibujos, todos son extraños, ¿quién es esa señora que habla con mis padres?.. Y sobre todo: ¿por qué se marchan mis padres y me dejan aquí?. El miedo a sentirse abandonado, a separarse de nosotros que le ofrecemos seguridad y a que no volvamos a buscarle es lo más duro para nuestro hijo.

Para evitar este cambio tan brusco, sería conveniente que:
- Nuestro hijo conociera la escuela antes del primer día. Podríamos llevarles con nosotros el día que visitemos el centro. De este modo, podría pasear por las instalaciones y, si es posible, ver por primera vez la que será su aula. Le explicaremos que, en breve, ese será un lugar donde encontrará muchos amigos con los que jugar y donde aprenderá muchas cosas y lo pasará muy bien.

- El primer día debemos procurar no mostrarnos angustiados. Aunque no lo parezca, nuestro hijo, por pequeño que sea, notará que algo ocurre y se pondrá nervioso. Al despedirnos, es muy importante no hacer caso de los posibles lloros. Si nuestro hijo ve que con un llanto nos puede retener, la conducta se repetirá a diario. Tenemos que despedirnos con naturalidad, diciéndole que después le recogeremos o simplemente demostrando que nos marchamos tranquilos y confiados.

- Los días siguientes debemos mostrar la misma actitud tranquila del primer día. Es importante mantener una estrecha relación con la educadora. Le explicaremos todo aquello que ha cambiado en nuestro hijo, ya sean problemas de sueño, alimentación, conducta, etc., así como nuestras propias dudas y miedos. La maestra nos informará sobre los avances y dificultades de nuestro hijo y le ayudará desde la escuela a que se sienta feliz, en otras palabras: le ayudará a que se adapte.

Por mucho que retrasemos el inicio de la escolarización, no vamos a evitar que nuestro hijo (y nosotros) pase por este momento. El adaptarse a otros lugares y a otras personas es algo que, como seres humanos, tendremos que hacer en repetidas ocasiones durante toda nuestra vida y siempre tendrá que haber una primera vez aunque ésta sea la más dura.

Como padres no somos espectadores pasivos de este cambio tan importante para nuestro hijo. Nos preocupamos por su bienestar y desearíamos hacerle pasar por esta nueva experiencia de forma que no sufra. Ayudarle a acomodarse a la nueva situación es la clave para una buena adaptación.

Sonia Martínez García
Psicóloga y educadora infantil
Fuente: http://www.guiamamaybebe.com