Todas las experiencias del bebé, como ver la sonrisa de su madre o escuchar una conversación entre sus padres, fortalece y forja la unión entre grupos de células que inducen a la positividad. Aquellas partes del cerebro que no son usadas, tienden a atrofiarse. Por esta razón, las primeras experiencias de un niño pueden ayudar a determinar cómo será cuando crezca. Algunos investigadores creen que el aprendizaje con música podría ser una de las experiencias que actúan de manera favorable para que estas conexiones del cerebro se realicen.
La mejor música para un bebé es el sonido que emite su mamá, pues es el que ha estado escuchando durante nueve meses, los del embarazo. Dado que la música es vibración, debemos procurar, por ejemplo:
• Si el bebé esta nervioso, se debe procurar poner música tranquila.
• Si esta sereno, además de la música tranquila, puede escuchar música vigorosa, animada.
La madre ha de estar atenta a que tipo de música resulta más agradable al bebé.
• Para los niños, será toda una aventura, pues la música está en todas partes. No obstante, es bueno que, para su buen desarrollo emocional e intelectual, escuche música clásica, desde la música del renacimiento, pasando por el barroco, clásico, jazz, etc.
• Cuando los niños van a la guardería, cantan con otros niños. En este sentido, es bueno buscar y cantar canciones que puedan compartir, no sólo fuera de casa sino con la familia. Por ejemplo, son ideales las canciones rítmicas que repiten estribillos y que se pueden acompañar de gesticulación.
• Durante el embarazo, es bueno que la mamá hable y cante mucho a su futuro hijo, además de buscar momentos que madre e hijo puedan compartir, como escuchar música, pasear, contemplar un paisaje, etc.
• Es importante vigilar el volumen de la música: hay que procurar que el volumen esté bajo al principio y subirlo poco a poco. Lo mismo ocurre cuando apagamos; debemos hacerlo con suavidad y sin brusquedades, para evitar un desequilibrio ambiental.
Fuente http://www.mibebeyyo.com