miércoles, 19 de octubre de 2011

¡Tiene piojos! Así es el tratamiento

¿Hay epidemia de piojos en el colegio o en la guardería de tu hijo? Los piojos no son peligrosos, pero resultan muy molestos y se contagian con muchísima facilidad. La prevención y un buen tratamiento son la mejor fórmula para combatirlos.

Estos parásitos se alimentan de la sangre que extraen y su picadura suele producir picor e inflamación, por lo que es muy corriente que el niño se pase el día rascándose.

Y el problema es que, a pesar de no ser peligrosos para la salud, ya que no transmiten enfermedades, son bastante difíciles de erradicar y se multiplican a gran velocidad. En sus 30 días de vida media, una hembra puede llegar a poner hasta 200 liendres, huevos de color blanquecino y muy pequeños (1 mm), que quedan adheridos al cabello, a unos 3 milímetros del cuero cabelludo. Y si no se eliminan, estas liendres se convierten en nuevos piojos. Además, aunque no saltan ni vuelan, sino que se desplazan andando, se contagian con una extraordinaria facilidad cuando los niños comparten ropa o accesorios o, simplemente, cuando juegan con las cabezas juntas.

Las niñas son más propensas a sufrirlos, pero no se debe a que lleven el cabello largo ya que los piojos no tienen preferencia por un tipo de cabello concreto. Les gustan tanto los largos como los cortos, los lisos como los rizados, los morenos como los rubios y pelirrojos... y los sucios como los limpios. Hay que abandonar la idea errónea que asocia piojos e higiene personal incorrecta. Sólo desde esta premisa se puede entender que la pediculosis es un problema global, que afecta a cualquier niño por encima de consideraciones de tipo cultural, social o económico.


Los tres pasos para combatir estos molestísimos parásitos son la prevención, el tratamiento adecuado y un eficaz mantenimiento. El proceso para llevar a cabo el tratamiento con un producto antipiojos es bastante similar en todos los casos:


Aplica el producto y deja que actúe el tiempo que esté indicado.

Lava bien la cabeza y aplica un suavizante. Después deja secar al aire en lugar de utilizar secador (el calor intenso reduce los efectos de ciertos componentes químicos).


COMIENZA EL PROCESO DE "BUSCA Y CAPTURA"

Los piojos son parásitos sin alas que se instalan en el cuero cabelludo de los seres humanos, sobre todo en el de niños de 3 a 12 años -se calcula que entre un 5% y un 14% de la población infantil sufre una pediculosis en algún momento a lo largo del año-.

En lugar de instalar una lámpara directa sobre la cabeza del niño es mejor que busques una ventana con luz natural y le coloques una pequeña toalla de color claro a la altura de sus hombros. Como se deberá quedar quieto durante un rato, dale un cuento o algún juego para que se entretenga. Divide el cabello en zonas, de arriba abajo, y ve deslizando la liendrera (un peine especial para este uso) por cada zona, comprobando que elimina las liendres y los piojos que encuentra a su paso.

EVITA QUE LOS PIOJOS VUELVAN

Tras realizar el tratamiento, presta atención a todo lo que ha estado en contacto con la cabeza de tu hijo, para evitar que los piojos regresen. Desinfecta peines, cepillos, lava la ropa y las sábanas a 55 ºC durante media hora.

En cuanto a los accesorios, los peluches y otros elementos que no puedas lavar, guárdalos bien cerrados en bolsas herméticas durante 10 días. Y no olvides que muchos de los productos recomiendan otra aplicación a la semana de utilizarlos.

martes, 4 de octubre de 2011

Técnicas que favorecen la formación del vínculo con el bebé y que lo tranquilizan

La formación del vínculo, probablemente uno de los aspectos más placenteros del cuidado de un bebé, ocurre durante el período sensible comprendido por las primeras horas y los primeros días posteriores al nacimiento, durante el cual los padres establecen una profunda conexión con el pequeño. El contacto físico entre los padres y el bebé favorece esa conexión emocional.

En los bebés, el apego favorece el desarrollo emocional y este, a su vez, repercute sobre el desarrollo en otros ámbitos, como el crecimiento físico. Otra forma de concebir la formación del vínculo es como una especie de "enamoramiento" de los padres para con el bebé. Los niños que tienen un padre u otro adulto que los quiere de forma incondicional tienen muchas probabilidades de desarrollarse plenamente.

Empiece a establecer ese vínculo con su bebé colocándoselo en el regazo y acariciándolo suavemente de distintas formas. Tanto usted como su pareja pueden aprovechar la oportunidad para establecer contacto "piel a piel" con el recién nacido mientras lo acunan o lo alimentan.

Los bebés, sobre todo los prematuros y los que tienen problemas médicos, pueden responder positivamente al masaje infantil y, especialmente, al masaje para bebés. Determinados tipos de masajes pueden contribuir a la formación del vínculo entre padres e hijos, al tiempo que favorecen el crecimiento y desarrollo del bebé. Hay muchos libros y videos que tratan sobre el masaje infantil y el masaje para bebés (pida al pediatra de su hijo que le recomiende algunos). De todos modos, tenga cuidado: los bebés no son tan resistentes como los adultos, de modo que deberá proceder con mucha suavidad y delicadeza.

Por lo general, a los bebés les encanta escuchar sonidos vocales, como que les hablen, balbuceen, canten o arrullen. Probablemente a su bebé también le gustará escuchar música. Los sonajeros y los móviles musicales son otra forma de estimular la audición de los lactantes. Si su bebé parece nervioso o inquieto, pruebe a cantarle nanas y canciones infantiles, a recitarle poemas o a leer en voz alta mientras lo mece suavemente en brazos o en una mecedora.

Algunos bebés son excepcionalmente sensibles al tacto, la luz o los sonidos, y pueden sobresaltarse y llorar con facilidad, dormir menos de lo habitual y/o girar la cara hacia otro lado cuando les hablan o les cantan. Por eso conviene controlar los niveles de ruido y de luz.

Fajar al bebe, es decir, envolver el cuerpo del bebé en una sábana o mantita, es una técnica que da buenos resultados con algunos bebés durante las primeras semanas de vida. Al permitir tranquilizar al recién nacido, es una técnica que todo padre primerizo debería aprender. Al hacer un fajado, los brazos del bebé quedan pegados al tronco y las piernas bien sujetas. Así, no solo se consigue que el pequeño esté bien calentito, sino que además la presión que ejerce la mantita sobre su cuerpo parece ayudar a la mayoría de recién nacidos a sentirse seguros y cómodos. El fajado también ayuda a limitar el reflejo de Moro (o de sobresalto), que a menudo despierta a los bebés.


He aquí cómo se hace un arrullo:

- Extienda la mantita y doble hacia adentro una pequeña porción de una esquina.
- Acueste al bebé boca arriba sobre la mantita, de modo que la cabeza quede más arriba del pliegue.
- Envuelva el cuerpo del bebé con la esquina izquierda de la mantita y asegure el extremo de la mantita bajo la espalda del pequeño, pasándosela por la axila derecha.
- Pliegue la esquina inferior de la mantita hacia arriba sobre los pies del bebé, doblando parte del tejido hacia abajo en el caso de que se acerque a la cara del bebé.
- Pliegue la esquina derecha de la mantita sobre el cuerpo del bebé y asegure el extremo de la misma bajo la espalda del pequeño, dejándole solamente la cabeza y el cuello al descubierto.