martes, 4 de octubre de 2011

Técnicas que favorecen la formación del vínculo con el bebé y que lo tranquilizan

La formación del vínculo, probablemente uno de los aspectos más placenteros del cuidado de un bebé, ocurre durante el período sensible comprendido por las primeras horas y los primeros días posteriores al nacimiento, durante el cual los padres establecen una profunda conexión con el pequeño. El contacto físico entre los padres y el bebé favorece esa conexión emocional.

En los bebés, el apego favorece el desarrollo emocional y este, a su vez, repercute sobre el desarrollo en otros ámbitos, como el crecimiento físico. Otra forma de concebir la formación del vínculo es como una especie de "enamoramiento" de los padres para con el bebé. Los niños que tienen un padre u otro adulto que los quiere de forma incondicional tienen muchas probabilidades de desarrollarse plenamente.

Empiece a establecer ese vínculo con su bebé colocándoselo en el regazo y acariciándolo suavemente de distintas formas. Tanto usted como su pareja pueden aprovechar la oportunidad para establecer contacto "piel a piel" con el recién nacido mientras lo acunan o lo alimentan.

Los bebés, sobre todo los prematuros y los que tienen problemas médicos, pueden responder positivamente al masaje infantil y, especialmente, al masaje para bebés. Determinados tipos de masajes pueden contribuir a la formación del vínculo entre padres e hijos, al tiempo que favorecen el crecimiento y desarrollo del bebé. Hay muchos libros y videos que tratan sobre el masaje infantil y el masaje para bebés (pida al pediatra de su hijo que le recomiende algunos). De todos modos, tenga cuidado: los bebés no son tan resistentes como los adultos, de modo que deberá proceder con mucha suavidad y delicadeza.

Por lo general, a los bebés les encanta escuchar sonidos vocales, como que les hablen, balbuceen, canten o arrullen. Probablemente a su bebé también le gustará escuchar música. Los sonajeros y los móviles musicales son otra forma de estimular la audición de los lactantes. Si su bebé parece nervioso o inquieto, pruebe a cantarle nanas y canciones infantiles, a recitarle poemas o a leer en voz alta mientras lo mece suavemente en brazos o en una mecedora.

Algunos bebés son excepcionalmente sensibles al tacto, la luz o los sonidos, y pueden sobresaltarse y llorar con facilidad, dormir menos de lo habitual y/o girar la cara hacia otro lado cuando les hablan o les cantan. Por eso conviene controlar los niveles de ruido y de luz.

Fajar al bebe, es decir, envolver el cuerpo del bebé en una sábana o mantita, es una técnica que da buenos resultados con algunos bebés durante las primeras semanas de vida. Al permitir tranquilizar al recién nacido, es una técnica que todo padre primerizo debería aprender. Al hacer un fajado, los brazos del bebé quedan pegados al tronco y las piernas bien sujetas. Así, no solo se consigue que el pequeño esté bien calentito, sino que además la presión que ejerce la mantita sobre su cuerpo parece ayudar a la mayoría de recién nacidos a sentirse seguros y cómodos. El fajado también ayuda a limitar el reflejo de Moro (o de sobresalto), que a menudo despierta a los bebés.


He aquí cómo se hace un arrullo:

- Extienda la mantita y doble hacia adentro una pequeña porción de una esquina.
- Acueste al bebé boca arriba sobre la mantita, de modo que la cabeza quede más arriba del pliegue.
- Envuelva el cuerpo del bebé con la esquina izquierda de la mantita y asegure el extremo de la mantita bajo la espalda del pequeño, pasándosela por la axila derecha.
- Pliegue la esquina inferior de la mantita hacia arriba sobre los pies del bebé, doblando parte del tejido hacia abajo en el caso de que se acerque a la cara del bebé.
- Pliegue la esquina derecha de la mantita sobre el cuerpo del bebé y asegure el extremo de la misma bajo la espalda del pequeño, dejándole solamente la cabeza y el cuello al descubierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario