Aunque son poco frecuentes, de 0 a 6 meses se pueden exteriorizar cuadros de alergia que conviene tratar a tiempo y con precaución.
En las primeras semanas de nacido, el bebé pasa del ambiente cálido y protegido del útero a uno en el que su cuerpo comienza a tener contacto con una serie de sustancias que, en algunos casos, puede rechazar. Entre algunas de las causas de esto está la alimentación de la madre, la resequedad de la piel y la disposición genética.
En la primera semana, en los neonatos se puede presentar Eritema Tóxico. Una enfermedad alérgica caracterizada por lesiones cutáneas que se manifiestan como manchas rojas. Éstas con frecuencia tienen un puntico que contiene una vesícula o ampolla.
“Es muy común, aunque habitualmente pasa pronto y no hay necesidad de medicamentos. Sucede porque la piel del neonato no estaba preparada para salir a la intemperie y por eso se produce el fenómeno irritativo”
Otra manifestación alérgica es la Costra Láctea, representada por una especie de cera seca que se ubica en la fontanela anterior de la cabeza del recién nacido y normalmente aparece en los bebés que tienen dos semanas de vida. En la mayoría de los casos, la madre puede removerla con un poco de aceite que la ablanda y finalmente la desaparece. Sin embargo, cuando la costra es muy densa o permanece por más de dos semanas y hay antecedentes de alergia en la familia, se considera como el preámbulo a una alergia mayor, por lo que se aconseja consultar al pediatra.
Si además de tener la costra, hay un factor hereditario es probable que ese niño sea después alérgico por alimentos, rinitis o asma. Por eso, hay que insistir en la importancia de la lactancia como estrategia para disminuir la posibilidad de que esto pase. Ya que a través de ésta pasa la IgA la cual ayuda a proteger en algún grado la aparición de alergias, es necesario establecer una dieta materna libre de alimentos liberadores de histamina tales como los cítricos, chocolate, pescado, mariscos, huevo, enlatados, cerdo, colorantes artificiales rojos y amarillos, los cuales pueden inducir a diferentes tipos de alergias en el recién nacido no solamente ubicadas en piel, también pueden manifestarse en otros sistemas tales como el sistema digestivo presentando cólicos, buches y en el aparato respiratorio como rinitis, tos, asma, entre otros.
DERMATITIS ALÉRGICA:
A los dos meses, ésta es una de las dolencias más comunes. Suelen padecerla aquellos infantes que tienen la piel seca y generalmente se hace visible en las mejillas y en los pliegues de la piel ante cubitales (parte interior de la articulación del codo) y las fosas poplíteas (detrás de las rodillas).
Puede llegar a ser muy molesta por el prurito (deseo de rascarse) que produce en el paciente y por el eccema atópico (afección de la piel caracterizada por una inflamación) del cual salen pequeñas cantidades de líquido que se pueden volver costras e infectarse fácilmente, en especial a través del germen estafilococo.
Al ser una enfermedad recurrente, es decir, que desaparece por un tiempo y luego surge de nuevo, los padres deben seguir unas recomendaciones generales en el cuidado de la piel, como no someter al bebé a baños prolongados y con agua demasiado caliente y utilizar jabones ácidos para respetar la acidez natural de la piel.
Si el neonato presenta una sintomatología como la anterior, se recomienda acudir a un pediatra especializado, quien decidirá si formula un antihistamínico para controlar el prurito; un antiinflamatorio para reducir la inflamación o un antibiótico en el caso de que exista
infección.
De igual forma, éste podrá hacer un estudio de alergia, a través del examen PRICK TEST, para determinar si el origen de la dermatitis se encuentra en el consumo de algún alimento específico por parte de la madre, del cual se sospeche que pueda estar generando la alergia al pasar por medio de la leche materna al niño.
Alergias por Alimentos:
En los neonatos alimentados con seno, la mayoría de las alergias se derivan de la comida que la madre ingiere. De presentarse, lo más frecuente es que se desencadene por los componentes de la leche de vaca, el trigo, el huevo, el maní, los mariscos y el pescado, aunque esto solo puede diagnosticarse con el examen PRICK TEST, que descarta o confirma la reacción alérgica a cada alimento por separado.
Es necesario definir que no todas las madres deben seguir una dieta rigurosa para evitar alergias en sus hijos, pues primero se debe averiguar si existen antecedentes alérgicos en la familia, ya que es una causa importante en el desempeño de las alteraciones.
En cualquier caso, y aunque la alergia se produzca a través de la lactancia, no por eso hay que suspenderla, salvo absoluta indicación médica, sino mejorar la forma en que se alimenta la progenitora, en el sentido de que procure no ingerir aquellos alimentos que le producen alergia al bebé.
Sin embargo, siempre es aconsejable que la alimentación de la madre sea supervisada y orientada por un médico nutricionista, quien eliminará temporalmente la comida de la cual se sospeche y así analizar la evolución del neonato.
Las molestias de este tipo generalmente se manifiestan a través de los siguientes síntomas: distensión abdominal, diarrea, vómito, sangrado en las heces, estreñimiento (es decir, con problemas digestivos), dificultades respiratorias como el asma o erupciones en la piel, como la dermatitis atópica.
No se debe confundir intolerancia o hipersensibilidad con reacción alérgica. “Para que sea alergia, es necesario que el sistema inmunológico intervenga”.
PRECAUCIONES:
Se recomienda tener una alimentación balanceada y evitar comer demasiado de un mismo alimento.
Fumar predispone las alergias de los neonatos. Es peligroso, no solo que fume la madre, sino también el padre.
Las mascotas no constituyen un factor de riesgo, siempre y cuando el niño esté acostumbrado a su presencia desde el nacimiento.
Los ambientadores, inciensos y productos de limpieza fuertes deben usarse lo más mínimo posible para no generar una irritación en las vías respiratorias del pequeño.
Es clave aspirar tres veces a la semana, especialmente en aquellas casas que tengan tapete, dónde los ácaros del polvo pueden hacer de las suyas.
Se recomienda ponerle un protector al colchón y lavarlo con frecuencia. No sacudir el polvo para limpiar se deberá pasar paños húmedos, ya que al sacudir este permanece en el ambiente por un periodo de siete días, desde el momento en que lo realizamos.
Prevención contra la Pañalitis:
Al cambiarle el pañal, retire adecuadamente la orina y los excrementos.
Mantenga el área del pañal limpio y seco y aplique alguna de las cremas lubricantes que se usan para el cuidado de la cola del bebé.
Cámbielo cada vez que se ensucie y báñelo con agua tibia.
No use talcos, ya que pueden afectar el sistema respiratorio del infante. Es preferible usar polvos para evitar resequedad en el área del pañal cuando exista enrojecimiento.
Si hay enrojecimiento, ampollas o lesiones que supuren, llévelo al pediatra.
No emplee remedios caseros o cremas con corticoides que pueden aumentar la infección y poner en riesgo al niño.
Dra. Gabriela Guerra Khliefat
Puericultura-Pediatría
Inmunologia-Alergologia
gabrielagk@hotmail.com