martes, 2 de julio de 2013

MI HIJO NO QUIERE COMER

Por CARMEN CRISTINA GONZÁLEZ

SON MÚLTIPLES LAS RAZONES POR LAS CUALES UN NIÑO RECHAZA LOS ALIMENTOS O MANIFIESTA NO TENER HAMBRE. A VECES ESTA CONDUCTA REPETITIVA RESPONDE A UN SIMPLE CAPRICHO, SIN EMBARGO, HAY QUE ESTAR ALERTA PORQUE NO SIEMPRE ES ASÍ

Esta es sin duda una de las preocupaciones más comunes de los padres sobre sus hijos. Se estima que entre 10 a 25% de los niños en edad preescolar presentan cierto rechazo a la comida o falta de apetito, cuyas causas más comunes son: un simple capricho, una percepción errada de los padres o parte de los síntomas de una patología subyacente. Lo importante es que el pediatra o especialista realice una evaluación médica integral para determinar cuál es el estado de salud del infante y así lograr un diagnóstico acertado.
Al respecto, la pediatra y nutrólogo infantil, Ligia Machado de Ponte, sostiene que la causa más común de esta conducta se fundamenta en el deseo de los padres de que sus hijos coman en mayor cantidad o que mejoren sus hábitos alimenticios. “Al evaluarlos, estos niños tienen un peso y estatura acorde con su edad y los exámenes paramédicos son normales. Sin embargo, al realizar un recuento durante dos días de sus comidas diarias observamos que aunque el niño come en cantidades más o menos adecuadas, el menú es poco variado y está basado en productos industrializados, con muchas harinas y azúcares”. Es aquí cuando se recomienda un cambio en la dieta e ir introduciendo poco a poco alimentos nuevos, sin presionar y respetando los tiempos de cada niño.
El rechazo a comer también se presenta en niños que son muy intranquilos y tremendos. “Aunque la evaluación y los exámenes médicos son normales, son pacientes que no se sientan a comer, no tienen un patrón de conducta regular y es muy probable que tengan padres complacientes que no han podido establecer los hábitos alimenticios y conductuales”. En estos casos, refiere Machado de Ponte, también se aconseja implantar una serie de normas de disciplina en el hogar y en caso de ser necesario, se remite a un psicólogo. Algunos niños pueden presentar deficiencia de un mineral específico y por ello, se recomienda un suplemento alimenticio.
OTRAS CAUSAS
Las patologías psiquiátricas también pueden ser las causantes de que un niño rechace la comida:
• Anorexia y bulimia nervosa infantil.
• Trastornos del ánimo.
• Síndrome de rechazo persistente (rechazo persistente a comer, caminar, hablar y a preocuparse por sí mismo).
• Desorden emocional de evitación alimentaria (disminución persistente del apetito, asociado a preocupaciones y miedos. Sin trastorno de la imagen corporal).
• Fobia alimentaria: niño temeroso a alimentarse por miedo a envenenarse, vomitar o atorarse.
La situación que más preocupa ocurre en pacientes que por no comer o por una alimentación inadecuada, tienen un déficit de peso y talla debido a un problema orgánico. Las patologías más frecuentes asociados a la falta de apetito son: infecciones virales respiratorias recurrentes, adenoides hipertróficas o inflamadas, infecciones de orina, alergias alimentarias, trastornos renales, enfermedades crónicas gastrointestinales, entre otros. El tratamiento requiere la consulta con otros especialistas dependiendo de la afección que presenta el niño.
Lo más importante, recuerda la experta, es recurrir al pediatra o médico de cabecera cuando se sospeche que el infante no está alimentándose bien. “Será este quien tenga la última palabra y podrá dar las indicaciones respectivas dependiendo del diagnóstico. Todavía muchos padres tienen la creencia de que mientras un niño más come, más sano estará y eso es totalmente errado. Esta manera de pensar lo que hace es promover la obesidad temprana”.
CONSEJOS ÚTILES
Una de las primeras tareas a las cuales se enfrentan los médicos es determinar si la “falta de apetito” por la cual consultan los padres, es realmente cierta o puede ser explicada por otros fenómenos como: que pese a tener un apetito normal, éste sea menor al que la madre desea, que rechace alimentos altamente valorados por los padres como las espinacas y zanahorias, que algunos días coma más que otros, que solo coma ciertos alimentos y golosinas y rechace la comida, que coma solo con ciertas personas, que reciba pocos alimentos sólidos y que prefiera los lácteos.
PROBLEMAS RENALES
Uno de los trastornos renales que tiene como síntoma la falta de apetito y por ende problemas en el desarrollo (estatura y/o peso bajos) es la Acidosis Tubular Renal (ATR). Esta patología es una alteración en el funcionamiento de los riñones en la que éstos no logran mantener el equilibrio bioquímico ácido-alcalino durante el proceso de filtración de la sangre. Es decir, no logran desechar completamente estos ácidos y/o no logran reabsorber adecuadamente el bicarbonato suficiente para el buen funcionamiento del organismo.
Machado de Ponte ofrece una serie de recomendaciones para crear buenos hábitos alimenticios y evitar desarrollar la aversión a la comida en los niños:
• Da un buen ejemplo.
• Deja a los niños cocinar o ayudar a preparar la comida.
• Las comidas deben ofrecerse en la mesa, sentados y sin distracciones como la televisión.
• Alimenta a tu hijo con lo que le gusta siempre que sea un alimento adecuado.
• Sirve los alimentos nuevos una y otra vez, siempre en poca cantidad. Comienza por una pequeña cantidad de una o dos cucharaditas una vez al día y luego aumenta progresivamente. Si un nuevo alimento causa angustia, retíralo y prueba algo diferente que se asemeje a un alimento preferido. No dar dos nuevos alimentos juntos.
• No forzar a tu hijo a comer alimentos que no puede tolerar. Respeta siempre las aversiones de tu hijo.
• Establece un horario (tres comidas y entre dos y tres meriendas). Las comidas deben estar espaciadas por al menos dos horas después de las meriendas o tres horas después de las comidas principales.
• Ofrecer alimentos sólidos primero.
• Prepara los nuevos alimentos como el niño los prefiere (igual aspecto, color, textura). La comida debe ser suave en textura, poco condimentada y de color agradable.
• No permitir jugos, leche u otros alimentos entre comidas. Si el niño solicita algo, solo ofrecer agua.
• Calcula 30 minutos para completar una comida (incluyendo la bebida) y 15 minutos para completar una merienda.
• Los niños deben recibir para cubrir sus requerimientos: tres a cuatro alimentos de cada grupo en una comida y dos a tres alimentos de cada grupo en una merienda.
• Evita el consumo de alimentos no saludables: frituras, chucherías, bebidas no nutritivas (jugos envasados, refrescos, bebidas estimulantes), caramelos, etcétera.
INFLUENCIAS
En términos generales, el apetito de un niño puede ser influenciado por factores sociales, genéticos, dietéticos y conductuales:
1. Factores sociales: El entorno familiar modula el apetito y los hábitos alimentarios del niño. Una familia que se reúne para comer, y donde cada integrante tiene una alimentación y patrones alimentarios adecuados, criará, como consecuencia, un niño con apetito y hábitos de alimentación normales.
2. Factores genéticos: Pese a que hasta la fecha no se encuentran plenamente identificados, se plantea que su rol estaría en predisponer hacia el gusto sobre algunos alimentos. Estos factores serían modulados por estímulos ambientales, lo que da cuenta de la respuesta final del niño.
3. Factores dietéticos: Algunas experiencias dan cuenta que la lactancia materna tendría cierto efecto en favorecer la adaptación a una alimentación sólida. El uso de fórmula, por su parte, podría estimular el gusto hacia alimentos más azucarados.
4. Factores conductuales: En especial en aquellas familias angustiadas por la alimentación de sus hijos, y que generan conductas represivas frente a su negativa a comer. Esto genera un refuerzo negativo que perpetúa el cuadro.

fuente: .esteticaysalud.com.ve

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