Empecemos por decir ¿Qué son las amígdalas?
son dos estructuras que se encuentran a los lados del velo del paladar,
formados por un tejido donde se fabrican defensas contra las infecciones, y que
puedes visualizar directamente al abrir la boca de tu hijo o con ayuda de un
baja lengua. Debido a su ubicación las hace más propensas para adquirir
infecciones. Son altamente contagiosas, por eso
cuando le diagnostican una amigdalitis a tu bebe es mejor y más conveniente
para su pronta recuperación, mantenerlo
en casa. Estas infecciones se presentan con mayor frecuencia entre los 3 y 5
años de edad sin distinción de sexo.
Hay dos clases fundamentales de infecciones
que afectan a estas estructuras, siendo importante su distinción, por las
implicaciones en el tratamiento:
- La amigdalitis viral está, como su nombre
indica, producidas por virus y por tanto no van a responder a tratamiento con
antibiótico.
- Por otra parte, las amigdalitis bacterianas sí
que pueden beneficiarse del tratamiento con antibiótico. En especial la
producida por un germen que se llama estreptococo beta hemolítico.
Los síntomas de presentación son bruscos, con gran
dolor de garganta espontáneo y al tragar, rechazo del alimento, mucha
salivación en los casos donde el germen sea más agresivo, fiebre que puede durar generalmente más
de 48 horas una vez comenzado el tratamiento adecuado e indicado por tu
pediatra.
Los primeros días son frecuentes los episodios
de fiebre de 39º-40º que responden mal a los antipiréticos habituales y que, en
más de una ocasión, nos llevan a los servicios de emergencias. Al tragar pueden
incluso quejarse de dolor de oídos. Los niños no quieren comer, rechazan los
alimentos más si son calientes. Decaimiento general. Inclusive pudieras
visualizar un exudado blanco en ambas amígdalas.
Igualmente frecuente es la aparición en el
cuello del niño, de ganglios inflamados, dolorosos, en ocasiones de tamaño
considerable y que alarman muchísimo a los padres cuando por casualidad se los
notan al tocar a sus bebes.
En el tratamiento, hay que insistir lo
importante de identificar y etiquetar el
cuadro como viral o bacteriano, y saber si hemos de darle o no antibiótico, y
es aquí donde solo tu pediatra te debe orientar pues recuerda que evitamos el
uso no necesario de antibióticos y algo en medicina llamado resistencia
bacteriana.
Te damos algunas medidas y recomendaciones
generales:
- Consigue que tu hijo beba suficiente líquido.
La fiebre hace que pierda más líquidos y el dolor al tragar puede impedir una
correcta hidratación. Ofrécele comidas blandas y con tendencia a lo frío, que
le apetezcan (yogures, helados, compotas, flanes, batidos). Claro todo esto dependiendo de la edad de tu hijo.
- Usa los antipiréticos y/o los analgésicos en
las dosis y tiempos que te indique tu médico. A veces es interesante hacer
coincidir las comidas un rato después de la dosis del analgésico. El niño se
sentirá mejor y tolerara mejor el tragar.
- No olvides
que algunos niños son muy vomitadores en estos procesos y, si le das su medicación
y la vomita, no hemos conseguido nada. Razón por la cual deberás ofrecerle
pequeños sorbos de líquido. Si tu pequeño no es tan pequeño pudieras intentar
realizar gárgaras diluyendo ½ cucharadita de sal en una taza de agua. Algunos
niños lo toleran pues les ofreces aliviar el malestar mientras la infección
desaparece.
Aunque desaparezcan
los síntomas, debes completar el tratamiento. La infección puede parecer curada y no estarlo, volviendo a
comenzar a los pocos días y sería motivo de frustración y angustia.
La admisión hospitalaria es necesaria para muy
pocos pacientes con faringitis o amigdalitis. Debes mantener una
estrecha comunicación con tu pediatra. Saber que estas infecciones pueden
ocasionar temperaturas muy altas y persistentes aun con el tratamiento
adecuado.
La mayoría de las veces acudimos a la
emergencia por no querer bañar a nuestros pequeños. El baño es tan importante
como las medicinas indicadas por el pediatra. Si persiste acude de nuevo donde
tu amigo el pediatra, existen complicaciones de las cuales se debe estar
vigilantes a que no estemos ante una de ellas.
El paciente ocasional con una amigdalitis severa no complicada puede
requerir hospitalización si presenta imposibilidad para la ingesta de
líquidos o deshidratación.
En la consulta tal vez por desespero
frente al manejo de las infecciones y la
fiebre los padres preguntan si sería mejor extirpar las amígdalas. Mi
recomendación es que tenemos que individualizar a cada pacientico. Solo en
ciertos casos se deben extirpar:
- Apnea obstructiva (pausas en la respiración
durante el sueño por obstrucción de las amígdalas). Desórdenes en la
alimentación, mal oclusión dentaria, anomalías en el desarrollo facial del
niño, repercusión en el aparato fonador (habla). Halitosis (mal aliento) -
Absceso periamigdalino (pus alrededor de la amígdala)- Obstrucción grave vía
aérea - Infecciones recurrentes documentadas
El diagnóstico de faringitis no implica
necesariamente que deba administrarse un tratamiento antibiótico. Una analgesia
adecuada puede ser lo único que requiera
tu hijo. No lo auto mediques por muy
fácil que creas tener solucionado el problema apóyate siempre en tu pediatra.
Los antipiréticos o antiinflamatorios no
esteroides sólo los debemos usar en los casos cuando los indique el médico.
Debemos saber que ellos se han asociado
a riesgos bien reconocidos, como sangrado gastrointestinal, nausea, vómito,
dolor abdominal y diarrea.
Pronto tu bebe lo veras sano y reincorporado a
su rutina diaria. No lleves a tu bebe
enfermo a la guardería su recuperación será más lenta y provocaras infecciones
en otros niños produciendo un círculo cerrado donde siempre habrán niños
enfermos.
Dr. Anselmo Campos
Clínica Santa Sofía El Cafetal - Caracas
anselmocampos2011@gmail.com