lunes, 16 de enero de 2012

¡Mi hijo tiene amigdalitis!

Empecemos por decir ¿Qué son las amígdalas? son dos estructuras que se encuentran a los lados del velo del paladar, formados por un tejido donde se fabrican defensas contra las infecciones, y que puedes visualizar directamente al abrir la boca de tu hijo o con ayuda de un baja lengua. Debido a su ubicación las hace más propensas para adquirir infecciones. Son  altamente contagiosas, por eso cuando le diagnostican una amigdalitis a tu bebe es mejor y más conveniente para su  pronta recuperación, mantenerlo en casa. Estas infecciones se presentan con mayor frecuencia entre los 3 y 5 años de edad sin distinción de sexo.


Hay dos clases fundamentales de infecciones que afectan a estas estructuras, siendo importante su distinción, por las implicaciones en el tratamiento:

  • La amigdalitis viral está, como su nombre indica, producidas por virus y por tanto no van a responder a tratamiento con antibiótico.
  • Por otra parte, las amigdalitis bacterianas sí que pueden beneficiarse del tratamiento con antibiótico. En especial la producida por un germen que se llama estreptococo beta hemolítico.
Los síntomas de presentación son bruscos, con gran dolor de garganta espontáneo y al tragar, rechazo del alimento, mucha salivación en los casos donde el germen sea más agresivo,  fiebre que puede durar generalmente más de 48 horas una vez comenzado el tratamiento adecuado e indicado por tu pediatra.

Los primeros días son frecuentes los episodios de fiebre de 39º-40º que responden mal a los antipiréticos habituales y que, en más de una ocasión, nos llevan a los servicios de emergencias. Al tragar pueden incluso quejarse de dolor de oídos. Los niños no quieren comer, rechazan los alimentos más si son calientes. Decaimiento general. Inclusive pudieras visualizar un exudado blanco en ambas amígdalas.

Igualmente frecuente es la aparición en el cuello del niño, de ganglios inflamados, dolorosos, en ocasiones de tamaño considerable y que alarman muchísimo a los padres cuando por casualidad se los notan al tocar a sus bebes.

En el tratamiento, hay que insistir lo importante de identificar y  etiquetar el cuadro como viral o bacteriano, y saber si hemos de darle o no antibiótico, y es aquí donde solo tu pediatra te debe orientar pues recuerda que evitamos el uso no necesario de antibióticos y algo en medicina llamado resistencia bacteriana.

Te damos algunas medidas y recomendaciones generales:
  • Consigue que tu hijo beba suficiente líquido. La fiebre hace que pierda más líquidos y el dolor al tragar puede impedir una correcta hidratación. Ofrécele comidas blandas y con tendencia a lo frío, que le apetezcan (yogures, helados, compotas, flanes, batidos). Claro  todo esto dependiendo de la edad de tu hijo.
  • Usa los antipiréticos y/o los analgésicos en las dosis y tiempos que te indique tu médico. A veces es interesante hacer coincidir las comidas un rato después de la dosis del analgésico. El niño se sentirá mejor y tolerara mejor el tragar.
  • No olvides  que algunos niños son muy vomitadores en estos procesos y, si le das su medicación y la vomita, no hemos conseguido nada. Razón por la cual deberás ofrecerle pequeños sorbos de líquido. Si tu pequeño no es tan pequeño pudieras intentar realizar gárgaras diluyendo ½ cucharadita de sal en una taza de agua. Algunos niños lo toleran pues les ofreces aliviar el malestar mientras la infección desaparece.
Aunque desaparezcan los síntomas, debes completar el tratamiento. La infección puede parecer curada y no estarlo, volviendo a comenzar a los pocos días y sería motivo de frustración y angustia.

La admisión hospitalaria es necesaria para muy pocos pacientes con faringitis o amigdalitis. Debes mantener una estrecha comunicación con tu pediatra. Saber que estas infecciones pueden ocasionar temperaturas muy altas y persistentes aun con el tratamiento adecuado.

La mayoría de las veces acudimos a la emergencia por no querer bañar a nuestros pequeños. El baño es tan importante como las medicinas indicadas por el pediatra. Si persiste acude de nuevo donde tu amigo el pediatra, existen complicaciones de las cuales se debe estar vigilantes a que no estemos ante una de ellas.  El paciente ocasional con una amigdalitis severa no complicada puede requerir hospitalización si presenta imposibilidad para la ingesta de líquidos  o deshidratación.

En la consulta tal vez por desespero frente  al manejo de las infecciones y la fiebre los padres preguntan si sería mejor extirpar las amígdalas. Mi recomendación es que tenemos que individualizar a cada pacientico. Solo en ciertos casos se deben extirpar:
  • Apnea obstructiva (pausas en la respiración durante el sueño por obstrucción de las amígdalas). Desórdenes en la alimentación, mal oclusión dentaria, anomalías en el desarrollo facial del niño, repercusión en el aparato fonador (habla). Halitosis (mal aliento) - Absceso periamigdalino (pus alrededor de la amígdala)- Obstrucción grave vía aérea   - Infecciones recurrentes documentadas
El diagnóstico de faringitis no implica necesariamente que deba administrarse un tratamiento antibiótico. Una analgesia adecuada puede ser lo único que  requiera tu hijo. No lo auto mediques por muy fácil que creas tener solucionado el problema apóyate siempre en tu pediatra.

Los antipiréticos o antiinflamatorios no esteroides sólo los debemos usar en los casos cuando los indique el médico. Debemos saber que ellos  se han asociado a riesgos bien reconocidos, como sangrado gastrointestinal, nausea, vómito, dolor abdominal y diarrea.

Pronto tu bebe lo veras sano y reincorporado a su rutina diaria. No lleves a tu bebe enfermo a la guardería su recuperación será más lenta y provocaras infecciones en otros niños produciendo un círculo cerrado donde siempre habrán niños enfermos.





Dr. Anselmo Campos
Clínica Santa Sofía El Cafetal - Caracas
anselmocampos2011@gmail.com

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